Toda
esta aventura empezó en verano, cuando le dije a Mario que un año tenía
que correr yo una maratón, eso sí, el único requisito es que hiciera
los entrenamientos
y la carrera conmigo. Él me dijo el típico “no hay huevos…” y claro ya
no me podía echar atrás.
Llevaba
casi toda la temporada sin entrenar y con la motivación bajo mínimos
por lo que, empezábamos desde cero. Así que, Mario me planificó semana a
semana el entrenamiento.
Los comienzos no fueron nada fáciles, pero con calma y poco a poco
conseguimos encadenar entrenamientos hasta llegar el domingo 15 a la
salida.
Éste
era el reto más difícil que me había propuesto hasta ahora, pero estaba
muy tranquila sabiendo que habíamos hecho todo lo que estaba en nuestra
mano para llegar en las
mejores condiciones.
Todo estaba orientado para intentar hacer 3 horas 30 minutos. Además no tendría que
preocuparme de nada en carrera, Mario me llevaría el ritmo para no
pasarme, me cogería
los avituallamientos y me daría los geles. Por lo que solo tenía
que preocuparme en correr y en disfrutar del ambientazo de Valencia.
El
sábado tuvimos entrenamiento y charla con Chema Martínez, atleta con
poco más de 2 horas 8 minutos en maratón. Te hace sentir grande dando
valor a tus entrenamientos,
a las marcas que pretendes hacer, etc... Pocos atletas de élite (porque, aunque este retirado de esta, para mi sigue siendo élite) te hacen
sentir así.
El
domingo llegó el día de la carrera, estaba sin nada de nervios, pero
cuando entramos en el cajón de salida, toda esa tranquilidad se esfumó.
Se me vienen pensamientos
de: ¿Pero qué hago aquí? ¿Seré capaz? Me entran hasta ganas de llorar
mientras esperamos. Una vez dan el pistoletazo de salida y empezamos a
andar se me quita de la cabeza cualquier pensamiento negativo y al pasar
el arco de salida solo pienso en ¡Vamos a
disfrutarlo!
Era
increíble la animación que había por todo el circuito, entre eso y la
familia que vino a vernos, se me pasaron los kilómetros volando. Pasamos
la media maratón
en 1:43:05, por debajo del ritmo de 3 horas 30 minutos pero con unas
sensaciones buenísimas. Cada vez estaba más cerca el sueño de acabar la
maratón y con la marca esperada.
Sobre
el kilómetro 33 pasamos al globo de 3 horas 30 minutos, el cual salió
bastante rápido y hasta entonces nos sacaba mucha distancia. Esto fue un
subidón, pero
en mi cabeza rondaba el miedo a encontrarme con el gran temido muro.
Mientras,
Mario, seguía cumpliendo su misión a la perfección, cogía las botellas
de agua, las abría, me las daba con la medida justa de agua, cuando me
pasaba un
pelín con el ritmo me controlaba, me animaba, etc… vamos, ¡que no me
puedo quejar!
En
el kilómetro 40, me dijo que tirará más ya que me veía muy bien y eso hice. Esos 2 kilómetros son ESPECTACULARES, la gente gritando,
animando súper volcada.
¡Una pasada!
Cuando
encaré la recta de meta flotaba de la ilusión al ver que lo iba a
conseguir. Además el lugar de la meta es increíble, corriendo por el
agua. Cruce la meta y miré el crono 3 horas 24 minutos 48 segundos, ¡No me lo podía creer! Vuelvo a mirar el reloj y me echo las manos a la cabeza. Había sido
capaz de acabarla, corriendo de menos a más con una segunda media
maratón en 1:41:43, y sin ningún tipo de contratiempo.
Después de 3 meses de entrenamientos, los cuales me han costado
literalmente sangre, sudor y lágrimas lo saboreas aún más.
Detrás
de todo corredor hay una persona que te sabe guiar, en este caso el
artífice de esto es Mario, el cual ha sido el que me ha aconsejado,
planificado y ayudado
en esta preparación, dejando sus entrenamientos a un lado para
adaptarse en los míos. Poca gente creía que lo conseguiría, pero él
siempre ha confiado en mí, así que puedo decir que esta marca es suya.
Estos son los parciales que me salieron:
5K: 24:43
10K: 48:58
15K: 1:13:21
Media Maratón: 1:43:05
25K: 2:02:00
30K: 2:26:10
35K: 2:50:30
40K: 3:14:38
Maratón: 3:24:48
Sin duda, un día para recordar.
Bea V.
|
Minutos antes de la salida. |
|
Foto: Fili Navarrete. Periódico lasprovincias.es |